El sexo en solitario es una práctica que se lleva efectuando
desde tiempos inmemoriales, en primer lugar desarrollado por el hombre y
posteriormente por la mujer (debido a su posición secundaria en la sociedad).
Reconocido por pocos practicado por muchos, el sexo
en soledad debería de ser casi obligatorio ya que, ¿cómo vas a saber lo que te
gusta si no te conoces? Pero sobre todo, ¿cómo van a hacerte disfrutar otras
personas si no eres capaz de hacerlo por ti mism@?
Aunque se da por hecho que los hombres se masturban,
nueve de cada diez lo reconocen (y hay uno que miente), en las mujeres es algo
más atípico o al menos aparentemente, ya que son algo más reacias a hablar de
ello por lo que siempre decimos “rechazos” o etiquetas, y algo mucho peor
algunas dudan acerca de practicarlo por cualquier tipo de idea anticuada que no
les lleva más que a no llegar a conocerse.
Desde hace unos años se practica mucho más, pero
también está bastante más reconocido en la actualidad ya que, antes el que una
mujer pudiera masturbarse era algo impensable puesto que daba igual que se
viera satisfecha o no en sus relaciones, su misión era traer niños al mundo y
por supuesto hacer disfrutar al marido (era su sumisa).
Por suerte todo esto ha sufrido una serie de cambios
positivos no POSITÍSIMOS, en los que la mujer se llega a conocer por completo e
incluso puede (en algunos casos) guiar al hombre que se encuentre en cierto
modo “perdido” en el complejo universo femenino.
No me gustan las distinciones ya que, todos somos
iguales y en lo que respecta al sexo más todavía. Hay algo muy claro en todo el
fin del ser humano es feliz y disfrutar de cada momento pero no siempre se
puede hacer en compañía entonces… ¿por qué no hacerlo en solitario?
Y como siempre en mí despedida mi filosofía de vida…
Pongámonos las zapatillas, veamos
los colores que nos ofrece la vida y pisemos con fuerza, este es nuestro
momento…… ¡¡Aprovéchalo!!